Mordiendo mis labios empecé a probar mi sangre tan seca como el sabor del vino, burbujeante como el ácido junto con el cianuro.
Acelero mis latidos con taquicardias tan ensordecedoras como para callar tus afiladas palabras
No los mordía por placer, mordía para distraer mis deformadas personalidades.
No pude parar de rasgarlos pues prefiero herir mi boca a hacerte más daño
Soy lo que no debo , eso me enferma pero cambiar no puedo
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