Imagina: tu guitarra afinada, la letra con una composición de dioses y un vaso de cerveza a lado. Te dispones a pulir los últimos acordes y comenzar a grabar y dispersar por el universo aquello que te quitó el sueño por semanas. Uff! Listo es hora de comenzar; pones play y rec al mismo tiempo en tu grabador, cuentas tu entrada y después de prueba y error, de grabar y regrabar tu pieza en más de dos casets, ¡por fin! tu demo está listo.
Es momento de darlo a conocer, juntas a tus mejores amigos y les compartes tu creación, quizá uno o más de ellos te pedirá una copia, momento de regresar al grabador y hacerla de ingeniero de audio presionando aquella combinación mágica: play-rec.
Si no te pareció extraña esta experiencia, puedo suponer que no eres un músico joven y que conociste lo complicado que era grabar un demo. Hoy en día la cosa es más sencilla y de mayor impacto, todo se encuentra en la nube. YouTube se ha convertido en nuestro promotor de video, Soundcloud en nuestra disquera y Facebook en nuestro manager.
Si eres un músico joven, sabes que la facilidad de dar a conocer tu material, ha hecho posible que miles de personas conozcan tu material en tu lugar de residencia o en otros países, y aunque es más fácil hoy la grabación de un demo, no debemos olvidar que ello no representa que el mundo entero te escuche, no evites caer en la frustración de solo tener dos likes en Facebook o 10 likes en YouTube, allá afuera hay toda una estructura comercial que permite que bandas o agrupaciones “nuevas” tengan miles de reproducciones y ventas.
Muchos pasamos esta gloriosa época análoga, pero para aquellos que ya crecieron entre ceros y unos, les recuerdo que lo más importante es evitar la frustración, seguir componiendo, grabando, subiendo, mejorando nuestra técnica y no dejar de alimentar nuestro mundo de buenas composiciones y de buena música.
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Nos leemos en la siguiente.
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