Nota: No existen fórmulas secretas para “armarla” en la industria musical (y expliqué el por qué aquí). Estas son sólo herramientas para entender mejor por qué la audiencia toma ciertas decisiones.
¿Qué tienen en común una manzana y tu música?
Tienes un puesto de postres afuera de Metro CU. Como sabes que a Susana le gustan las manzanas, le ofreces pays de manzana en lugar de manteconchas. A veces te los compra.
Ahora, si entiendes que a Susana le gustan las manzanas porque su mamá se las preparaba con canela y crema cuando era chiquita, y porque son una opción saludable, puedes venderle postres de manzana con canela y crema que tienen sólo 80 calorías por porción.
“Aaaaay, mi mamá me hacía unos así cuando iba en primaria”, Susana le dice a su novio, comprándote cinco postrecitos.
Aquí, la manzana es tu música, y todo lo que la rodea (instrumentación, colaboraciones con otros músicos, producción, mercadotecnia, shows en vivo, etc) es la decisión entre poner tus manzanas en un pay o en un postre de crema.
La moraleja es: Está muy bien saber qué le gusta a tu audiencia, pero es aún mejor entender por qué le gusta.
¿Y por qué nos gusta lo que nos gusta?
¿Recuerdas cuando hablamos de qué hace atractivo a un flyer?
Mencionamos dos principios: Lo antinatural y lo que “nos emociona”. En ambos casos, combinamos algo que nos era conocido con algo nuevo.
La diferencia está en que lo antinatural se basa en el “¿ke ez ezto?” para hacernos voltear, y lo que “nos emociona” se basa en el “AAAAAAY, YO RECUERDO ESTO”.
Este principio tiene nombre, y se utiliza al diseñar la silla en la que estás sentado, o la instrumentación de “Havana” de Camila Cabello.
MAYA: Most Advanced, Yet Acceptable
Un diseñador llamado Raymond Loewy dijo que las personas vivimos en un conflicto: Nos atrae lo nuevo y lo desconocido, pero también nos da miedo (puedes leer más de eso aquí).
La solución a esto es tomar algo familiar y amado por la audiencia, y mezclarlo con algo desconocido y diferente. Por ejemplo, pop con diferentes ritmos latinos y frases en español, un idioma que, para los gringos y muchos europeos, suena fresco (el caso de “Despacito” y “Havana”).
Y ¿qué tal si mezclamos ópera con guitarras eléctricas para la audiencia rockera? (Coff coff, “Bohemian Rhapsody”, algunos subgéneros del metal, etc, etc). O ¿si hacemos referencia a todas las películas que los fans de Ariana Grande vieron a los 12-15 años y les damos un twist? (“Thank U, Next”).
Y no, este factor no es la única explicación de éstos éxitos, pero definitivamente ayudó a que alguien dijera “órale, ¿qué es esto?” y abriera Shazam.
Ciencia, prros
Entonces, ¿tengo que basarme en lo que dijo un señor que ni se dedicó a la música para planear el show de mi banda?
No, pero igual no sólo lo dijo el señor. Hubo otros experimentos que dijeron “ah, órale, sí aplica”.
La teoría que más ha resistido el paso de los años es la de Daniel Berlyne (disponible aquí). Él encontró que hay una relación entre qué tanto nos reta una canción a nivel intelectual y qué tanto nos gusta. Esta relación tiene forma de U invertida:
¿Y eso qué significa?
- Si una canción te parece demasiado sencilla o familiar, te va a aburrir. Esto se ve en el pedacito izquierdo de la gráfica, donde la rayita está un poco baja.
- Cuando te parece demasiado complicada y ni siquiera la entiendes, no te va a gustar. Esto se ve en el pedacito derecho, donde la rayita baja y sigue bajando hasta el lado negativo de la gráfica.
- Si está en ese punto medio entre “lo entiendo” y “órale, ¿qué es esto?”, lo más probable es que te fascine. Esto es el pedacito del centro, el único que va hacia arriba.
O sea, el principio de “MAYA”, pero mostrado experimentalmente.
Ejemplo: Yo soy una persona que se enorgullece de oír “de todo” sin problemas, desde Mozart hasta Maluma. Los únicos géneros que no trago son el bossa nova y el metal atascado.
Se me ocurrió tener un novio tan metalero que toca en una banda de black. La única manera en la que pude disfrutar la música que le gusta, fue escuchando un show en vivo de Dimmu Borgir con orquesta sinfónica.
¿Por qué? Porque mezcló algo que disfruto (una orquesta) con algo que me era retador, sin llegar al punto de frustrarme en lugar de causarme placer, como es el caso del resto del metal atascado.
Nótese cómo el principio no aplica sólo para el pop o el rock, aplica para cualquier género y cualquier audiencia que queramos, siempre y cuando los estudiemos correctamente.
https://www.youtube.com/watch?v=skBvwS5BWlc
No sigas “tendencias”
Mejor compréndelas.
Primer acto: “Despacito” se vuelve un hit en el 2017.
Segundo acto: Todos los reportes de fin de año dicen que El Secreto® para que tu canción pegue es meterle ritmos latinos, como le hizo Luis Fonsi. (Ejemplo ilegal aquí, página 4 o 5).
Tercer acto: Todos lo imitan al punto en que la misma audiencia hace bromas y se queja de que ya todos tienen su colaboración con J. Balvin y tocan reggaetón.
Si repites lo “nuevo” 50 veces, lo vuelves viejo
León Jakobovits descubrió que también hay una relación en forma de U invertida entre qué tanto escuchamos algo y qué tanto nos gusta.
Si escuchas 2 o 3 veces una canción, es más probable que te guste a que si sólo la oyes una vez. Si la escuchas 50 veces, vas a terminar hasta la madre y no queriendo volver a oírla en un buen rato.
Es decir, que “Havana” te suene a la música que bailaban tus papás cuando eras chiquito puede hacer que te guste. Que te la pongan 10 veces al día puede hacer que ya no la toleres.
Que repitan el mismo fenómeno con otros 50 artistas hace que el “fenómeno” se vuelva aburrido y estés desesperado por buscar algo que suene, otra vez, diferente.
Entonces, ¿qué aprendimos hoy?
Y por aprender, quiero decir: ¿Qué información recibimos hoy para cuestionarla y retarla de raíz?
1.- Entender por qué tu audiencia disfruta lo que disfruta te puede ayudar a decirle “mira, esta es mi música, y de por sí ya te podía gustar, pero acabo de envolverla en una experiencia que sé que te va a fascinar”.
2.- Generalmente, la audiencia disfruta una mezcla entre algo que ya conoce y quiere, y algo que le es nuevo y lo reta intelectualmente.
3.- Al momento de ponerle el “giro” diferente, busca que sea TU giro. No lo mismo que ya hicieron otras 50 personas porque, se supone, es El Secreto® del éxito. Para cuando tú llegues, a la audiencia ya le va a dar flojera esa onda.