Notas Acusmáticas
Por Dení Leds
El domingo 1 de julio se llevaron a cabo elecciones presidenciales en México. Con la participación ciudadana más copiosa en la historia de nuestro país, Andrés Manuel López Obrador, el candidato de Juntos Haremos Historia, se convertirá en el Presidente más votado. Para el rubro de las artes, su triunfo representa una buena noticia.
Más allá de si votaste o no por AMLO, conviene saber de qué manera se apoyará la cultura en su proyecto de gobierno, en el que se plantea una afinidad entre la educación y el deporte para la inclusión de los jóvenes, con un programa nacional de cultura que responda a las necesidades sociales de nuestro país, algo que hasta el momento no había tenido tanta importancia para los gobiernos anteriores, tanto federal como locales.
En la Ciudad de México también ganó la candidata de Juntos Haremos Historia, la primera jefa de Gobierno elegida democráticamente, Claudia Sheinbaum Pardo, plantea un desarrollo cultural de avanzada en conjunto con el gobierno federal, en el que se desarrollen programas culturales gratuitos y festivales internacionales cada mes de cine, teatro, música, artes visuales y encuentros de colectivos culturales comunitarios.
En el proyecto de nación de López Obrador se destaca la necesidad de “posicionar al arte y la cultura como herramientas estratégicas para la reconstitución del tejido social y el desarrollo humano, articulando la riqueza cultural y las profundas problemáticas sociales existentes en nuestro país”.
Por su parte, en la plataforma electoral 2018-2024 de Sheinbaum, se propone duplicar al doble el presupuesto destinado a la cultura, así como “un plan cultural basado en cinco líneas: potenciar y promover la educación artística y la cultura comunitaria, promoción de actividades culturales en la ciudad, promoción de la lectura, apoyo a la creación artística y fortalecimiento de la ciudad como referente cultural en el mundo”.
El arte y la cultura han estado en el abandono durante varios sexenios. Desde la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, el presupuesto para cultura, cine, arte y deporte no dejó de disminuir año con año. Los programas base de la Secretaría de Cultura Federal y de los gobiernos estatales no cuentan con una política social dentro de su actividad, tienen poca o nula relación con las personas que crean y viven la cultura, además de carecer de una vinculación social que permita construir procesos culturales de largo alcance, pues están enfocados en otorgar apoyos financieros para el desarrollo de proyectos pero sin mecanismos que permitan articular el trabajo realizado con las comunidades donde se generan.
En contraste, el próximo gobierno de la República se propone emplear al menos la mitad de los 4 mil millones de pesos que la Cámara de Diputados destina para proyectos culturales -que de manera discrecional se ocupan en infraestructura que después no tiene cómo operarse- al plan denominado Cultura Comunitaria, con el cual se espera generar un impacto inmediato en las comunidades más vulnerables y estigmatizadas, un involucramiento responsable y comprometido de la comunidad cultural con su sociedad y acortar el camino entre el presupuesto público y los beneficiados.
De cumplir con sus ofertas, el que sería el primer programa sectorial de cultura en nuestro país podría llegar a sentar las bases de la política cultural de México para el siglo XXI como lo hizo José Vasconcelos en el XX, según palabras de Alejandra Frausto Guerrero, propuesta por AMLO para ocupar próximamente la Secretaría de Cultura.
Egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ex directora de Culturas Populares (DGCP) del desaparecido Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y ex titular también de la propia Secretaría de Cultura, Frausto ha desempeñado su carrera potenciando la cultura desde sus comunidades de origen y facilitando el acceso al arte, a la tecnología digital y a la industria creativa.
El punto de partida del planteamiento de Frausto es reconocer la diversidad cultural de cada municipio, sus proyectos comunitarios y crear propuestas que transformen a los públicos en actores culturales. No es inédito, ella misma participó desde la DGCP en la creación de orquestas, compañías de teatro, de circo, colectivos de artes plásticas, gastronomía y cocina tradicional.
El proyecto de nación del próximo presidente de México puntualiza la fuerza de la cultura como imprescindible en los procesos de paz, de reconstrucción de comunidad, concordia y armonía de las comunidades. En coordinación con el gobierno de la capital, se implementarán cambios importantes en esta área fundamental para el desarrollo creativo y artístico de los jóvenes, un ámbito que permite desarrollar la sensibilidad, empatía y solidaridad del ser humano.
Fortalecer la industria cinematográfica nacional y proteger el cine mexicano como bien cultural, es otra de las propuestas principales de este ambicioso proyecto cultural y artístico, en el que se plantea “garantizar mayor difusión de producciones nacionales mediante el aumento del porcentaje mínimo de tiempo de exhibición (del 10% al 30%), promover la regulación para obtener horarios con afluencia y aumentar la temporalidad mínima obligatoria a dos semanas en cartelera”, apoyos que también podrán beneficiar al sector musical.
Como una vía de participación de los artistas, Frausto cita la propuesta que llamarán “Retribución Social”, inscrita en el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, mediante la cual los beneficiarios podrían convertirse en tutores o padrinos de los colectivos comunitarios para crear pequeñas industrias creativas y alternativas económicas para el arte y la cultura en esos lugares. Por ejemplo, si un cineasta recibió un beneficio puede asesorar a colectivos, visitarlos cotidianamente a lo largo de un año para formar puentes entre las diferentes culturas. Igual con los músicos o ponentes de otras actividades artísticas.
Un punto que me parece muy destacable es que Frausto afirma que para López Obrador –a quien describe como un amante de la poesía, la antropología y la cultura de las comunidades, puesto que ha recorrido todo el país– la cultura no está desvinculada del medio ambiente o el patrimonio cultural de la milpa, como no lo está de la política internacional, por ello es que la cultura está presente en los planes de las otras secretarías, así como los proyectos de éstas caben en la Secretaría de Cultura. Es decir, una vinculación entre secretarías donde la cultura sea el eje rector.
Con la coordinación constante entre los próximos gobiernos federal y de la Ciudad de México, creo firmemente que se llevará a cabo una regeneración de la cultura y las artes, ofreciendo a los artistas independientes una luz al final del largo túnel que por mucho tiempo nos ha tenido en el olvido. Sin embargo, se necesitará hoy más que nunca del compromiso genuino de todos los músicos y talentos emergentes con su arte y de su disposición para trabajar con el nuevo gobierno para llevar a buen puerto este rescate del arte y la cultura de México. Hay esperanza.