Tomé mucho tiempo pensando si debía o no escribir este artículo. Los concursos de bandas siempre han significado aquello que yo odio de la música. Significan asignar a algo creativo, de expresión, una calificación tangente, destruir el concepto detrás de cada proyecto, bajar de lo inmaterial a lo terrenal (y de maneras super absurdas), y tampoco es que estemos hablando de algo divino pero vaya… siempre me acuerdo con estos eventos de las competencias de talento que organizaban en la primaria en la que estudiaba.
Se preguntarán que hace este infeliz hablando de este tema. En más de 15 años tocando música original nunca realmente había entrado a un concurso de bandas, por fin, hace unos meses, los miembros de mi banda me enrolaron en una de estas experiencias, el resultado: quedamos en segundo lugar de 16, nada mal. Y como siempre aquel concurso estaba lleno sólo de soñadores, pocas propuestas (siendo amable), gente con grandes habilidades musicales técnicas, pero poca creatividad.
En general, fuera de los resultados, me fui contento con el trato, la verdad fueron muy amables, no nos pidieron nada, y todo fue, o al menos pareció, muy justo. El concurso lo organizaba la Plaza de la Tecnología el premio era abrirle un concierto a la Gusana Ciega. La verdad siempre he sido muy práctico así que no me cuesta trabajo entender que la música como todo es un negocio y la gente apoya a las bandas emergentes con el objetivo de sacar algún beneficio, eso de hecho está muy chido; sólo pienso que los concursos no son la manera.
¿Cómo funcionan estos concursos?
En la mayoría de estas competencias se inscriben bandas recién formadas con la esperanza de tener un crecimiento exponencial en muy poco tiempo (ya he explicado en otros artículos lo dañino que son este tipo de ideas) y volverse famosas de la noche a la mañana, algunas la verdad lo hacen muy bien, otras, la mayoría, no están listas para presentarse ante un público.
Ya que estamos aquí hablemos del público: quiénes asisten a estos eventos obviamente son sólo los papás, abuelitos, hermanos o amigos cercanos de los miembros de las bandas, ya saben, para contribuir al “aplausómetro” que decidirá quien gana la competencia, no hay por supuesto un interés real de conocer el proyecto desde el punto de vista musical, si acaso el morbo de “a ver que tal toca chuchito”. ¿O sea ustedes asistirían sólo por gusto a una guerra de bandas?
Los premios son abrirle a alguna banda famosa, grabar en algún estudio, normalmente uno no muy bueno, o instrumentos musicales o la grabación de un video. En algunas raras ocasiones dan premios en efectivo. Más allá de que creo que el beneficio de ganar uno de estos concursos no es precisamente algo muy atractivo, creo yo, lo que me molesta es que a pesar de haber tantas bandas en etapa de formación no se les brinde algún tipo de guía o consejo más allá del feedback de 2 minutos de los jueces, y que a veces en este ambiente de competencia se desgasta a proyectos que podrían tener algún potencial.
Sería mejor que…
Lo que para mi es deseable es en vez de organizar concursos, es que las marcas u organizaciones interesadas en la música independiente crearan espacios específicos en los que bandas nuevas, ya con la preparación suficiente, presenten sus proyectos de manera más seria, ante un público verdaderamente receptivo que asista a estos lugares con la intención de escuchar una propuesta musical, aunque sean 3 personas, pero lo más importante, que quienes jueguen el rol de promotores de estos eventos, couchén a las bandas, antes, durante y después del evento. Obviamente las bandas tendrían que adquirir un nivel de compromiso mayor, y las oportunidades no serían masivas como en los concursos donde participan decenas de proyectos, pero al menos serían de mejor calidad y acordes a las necesidades verdaderas de bandas en formación.
Yo digo que…
Mi consejo es: no desgastes a tu proyecto entrando a uno de estos concursos, ensayen y construyan un sonido, las oportunidades de tocar se presentarán poco a poco, no tengan prisa o se van a tropezar. Por supuesto algunas bandas han tenido buenas experiencias en concursos, al final no hay fórmula que garantice el éxito… o el fracaso, pero ahí les dejo mi opinión.