Notas Acusmáticas
Por Dení Leds
M83 no es una banda nueva. Se dio a conocer en el 2001 con su álbum debut homónimo y como un dúo. Desde entonces ha producido ya siete discos, ya son seis integrantes, ha participado en los soundtracks de películas de la talla de Oblivion con Tom Cruise como protagonista y se ha presentado en innumerables festivales. Sin embargo, su música, que ha pasado por diversas transformaciones, desde la electrónica al electropop y luego un post-rock con tintes ochenteros donde los sintes y los efectos de voz son los principales protagonistas, trascendió mundialmente con su sencillo Midnight City, de su álbum Hurry up, We’re Dreaming de 2011.
No obstante, tiene muy poco que los conocí. Ya saben, el streaming. Y sinceramente, es una banda a la que no deben perderle el paso. Liderada por el francés de origen español Anthony González, el nombre de la banda se inspiró en la galaxia espiral Messier 83 y lo dejan notar en sus conciertos, con su concepción visual que raya casi en la perfección: pantallas con el cosmos de fondo, cámaras de humo y juego de luces dinámicas que proyectan su visión muy particular del espacio, transmitiendo una enorme explosión de sentimientos en el escenario, combinados con la representación individual de sus integrantes que se entregan por completo a su música. Lo comprobé con su participación en el Festival Sasquatch del 2016 en el Gorge Amphitheatre, disponible en YouTube. Sencillamente una delicia.
Su discografía tiene un tinte nostálgico. Muy llegadora, con canciones como Outro, del 2011, que fue utilizada para el tráiler de la película Cloud Atlas, muy acorde con la sensación que provoca precisamente la música de M83: el infinito electrizante con su quietud espacial, la emoción de lo desconocido, la imaginación que nos provoca y la ambientación de la soledad; esa conexión más allá de lo espiritual que compartimos los seres humanos, a través de las características que nos hacen quizás únicos en el universo, como el amor, la esperanza, el pelear hasta la muerte por defender nuestras convicciones, el dolor de las guerras, la persuasión de los sueños, la tentación de lo prohibido y la valentía de los que se atreven a cuestionarnos a nosotros mismos como raza.
Para mí, su clímax lo alcanzaron en Hurry up, We’re Dreaming, aunque claro, mi onda personal anda en el post-rock, pero desde mi perspectiva este álbum representa un claro ejemplo a seguir en cuanto a lo que queremos lograr en L.E.D.S. (Light Experience & Dynamic Sound), con la combinación de la estructura rítmica de batería y bajo bien presentes, sin olvidar las guitarras eléctricas, la atmósfera de los sintetizadores y la voz entusiasta. Una explosión de sentidos que pueden expresarse también visualmente, algo que nos identifica a ambas bandas y, por supuesto, la visión espacial que también compartimos.
El aporte de M83 en su evolución musical me parece que lo representan con la utilización de instrumentos como el saxofón que, combinados con los MIDI, recrea una propuesta muy interesante, aunado a la característica atmosférica con tintes de rock y que consiguen sus integrantes con los instrumentos ya descritos. Pero, reitero, lo que me sorprendió mucho, además de su calidad musical, fue su presencia en el escenario y su representación visual, algo que ha sido bien logrado por las bandas consolidadas –generalmente extranjeras- pero poco visto en la escena emergente, al menos en México, algo sumamente importante para conectar con el público a través de todos los sentidos.
En su séptimo álbum Junk de 2016, la banda presenta una visión más popera, pero sin olvidar su esencia electrónica, explotando el recurso de las secuencias, con el protagonismo estelar de los sintetizadores y los detalles envolventes de sus atmósferas. El sax es también un elemento que hace brillar canciones como Do It, Try It y las guitarras eléctricas se dejan sentir potentes pero a la vez tenues. Si bien M83 se ha caracterizado desde sus inicios por su indiscutible influencia ochentera, continúa presentando una propuesta diferente e innovadora. Sin embargo, y a pesar de haber contado con colaboraciones de Steve Vai, Mai Lan y Beck, entre otros, este disco fue ampliamente criticado por su aspecto “más comercial” y sus canciones de “elevador”.
En defensa de la banda, creo que su último disco refleja mucha influencia de sus orígenes, es decir, de la música francesa, con voces más melódicas a diferencia del ímpetu que caracterizó a Hurry up, We’re Dreaming, y tonalidades más relajadas, en momentos como explorando un aspecto de tipo banda sonora. Creo que se vale experimentar y es algo que no le podemos criticar a M83. A final de cuentas, una banda que verdaderamente respeta su aspecto artístico, toca con sinceridad, expresando lo que trae dentro, y no pensando en lo que le va a gustar a otros.
Además, se trata de un grupo que no deja de lado el aspecto de crítica social, pues en la trilogía de videos que presentó de sus sencillos más representativos de 2011 (Midnight City, Reunion y Wait), me parece que realizan una sutil crítica contra el sistema al presentar la historia de unos niños con súper poderes que escapan de una especie de asilo donde los tenían encerrados, al parecer víctimas de experimentos. El mensaje de algún modo es que la poderosa energía vital es el medio de salvación de los seres.
En conclusión, no hay como ver una banda en vivo. Creo que es cuando descubres la calidad musical y la pasión con que se desempeñan los integrantes, y el concierto de M83 en Sasquatch vale mucho la pena para descubrir a esta banda que, se le critique lo que se le critique, interpreta su música con una pasión envidiable, llevándote a experimentar una explosión cósmica, acompañada de una visualidad que electrifica tus sentidos.