Naces. Creces. Grabas un demo. Firmas con una disquera. Te vuelves rico y famoso. Mueres bañado en joyas y discos de oro. O eso piensan muchos cuando deciden grabar y compartir su música. Spoiler alert: No funciona así. La figura del rockstar, y la industria musical en general, han dado un giro de 180º...